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de Consagración

La Asunción

Día de Consagración:
15 de Agosto

Comienzo de los 33 días:
13 de Julio

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LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN

Día de consagración
22 de Agosto

Comienzo de los 33 días:
20 de Julio

NATIVIDAD DE LA VIRGEN 

Día de Consagración:
 8 de Septiembre

Comienzo de los 33 días:
6 de Agosto

El dulce nombre de María

Día de Consagración:
12 de Septiembre

Comienzo de los 33 días:
10 de Agosto

Nuestra Señora de los Dolores

Día de Consagración:
15 de Septiembre

Comienzo de los 33 días:
13 de Agosto

Nuestra Señora del Rosario

Día de Consagración:
 7 de Octubre

Comienzo de los 33 días:
4 de Septiembre

Nuestra Señora del Pilar

Día de Consagración:
12 de Octubre

Comienzo de los 33 días:
9 de Septiembre

Presentación de María

Día de Consagración:
 21 de Noviembre

Comienzo de los 33 días:
 19 de Octubre

Medalla Milagrosa

Día de Consagración:
27 de noviembre

Comienzo de los 33 días:
25 de octubre

La Inmaculada Concepción

Día de Consagración:
8 de Diciembre

Comienzo de los 33 días:
5 de Noviembre 

Nuestra Señora de Guadalupe

Día de Consagración:
12 de Diciembre

Comienzo de los 33 días:
9 de Noviembre 

Santa María Madre de Dios

Día de Consagración:
1 de Enero

Comienzo de los 33 días:
29 de Noviembre 

Presentación del Señor

Día de Consagración:
2 de Febrero

Comienzo de los 33 días:
31 de Diciembre 

Nuestra Señora de Lourdes

Día de Consagración:
11 de Febrero

Comienzo de los 33 días:
9 de Enero 

Solemnidad de la Anunciación 

Día de Consagración:
25 de Marzo

Comienzo de los 33 días:
20 de Febrero

Nuestra Señora de Fátima

Día de Consagración:
13 de Mayo

Comienzo de los 33 días:
10 de abril

La Visitación

Día de Consagración:
31 de Mayo

Comienzo de los 33 días:
28 de abril

ORACIONES 

Ave Maris Stella

Salve, Estrella del Mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.
Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.
Virgen singular,
dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino
seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para
siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo
soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres
personas un mismo
honor. Amén.

Oracón a Jesucristo

Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria. ¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.

Oh Jesús que vives en María

Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu Nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.

Letanías a la Santísima Virgen

Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,


Santa María
Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre inviolada,
Madre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración.
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Esclava del Señor,
Espejo de justicia,
Trono de sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David.
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del cielo.
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin mancha original,
Reina asunta a los cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz,

Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que nos hagamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Letanías al Espíritu Santo

Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,

Espíritu que procede del Padre y del Hijo:
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste.
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas.
Espíritu que das testimonio de Cristo.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosa,
Espíritu que sobreviene a María.
Espíritu del Señor que llena todo el orbe.
Espíritu de Dios que habita en nosotros.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento.
Espíritu de consejo y de fortaleza.
Espíritu de ciencia y de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz.
Espíritu de humildad y de castidad.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre.
Espíritu de multiforme gracia.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma.
Espíritu en el cual renacemos.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres.

Sednos propicio,
Perdónanos, Señor.
Sednos propicio,
Escúchanos, Señor.
De todo mal,
Líbranos, Señor
De todo pecado.
De tentaciones e insidias del demonio.
De la presunción y desesperación.
De la resistencia a la verdad conocida.
De la obstinación y de la impenitencia.
De la impureza de la mente y del cuerpo.
Del espíritu de fornicación.
De todo espíritu del mal.

Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo:
Te rogamos óyenos.
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán
Por Tu advenimiento sobre los discípulos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por El.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Para que no creamos a todo espíritu.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud.
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo,
Ten piedad de nosotros.
Oremos:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Letanías al Santo Nombre de Jesús

Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial
Ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Dios santo, trino y uno,
Jesús, Hijo de Dios vivo,
Jesús, resplandor del Padre,
Jesús, candor de la luz eterna,
Jesús, rey de la gloria,
Jesús, sol de justicia,
Jesús, Hijo de la Virgen María,
Jesús, amable,
Jesús, admirable,
Jesús, Dios fuerte,
Jesús, Padre del siglo futuro,
Jesús, ángel del gran consejo
Jesús, poderosísimo,
Jesús, obedientísimo,
Jesús, manso y humilde de corazón,
Jesús, amador de la castidad,
Jesús, amador nuestro,
Jesús, Dios de paz,
Jesús, autor de la vida,
Jesús, modelo de virtudes,
Jesús, celador de las almas,
Jesús, Dios nuestro,
Jesús, refugio nuestro,
Jesús, padre de los pobres,
Jesús, tesoro de los fieles,
Jesús, buen pastor,
Jesús, luz verdadera,
Jesús, sabiduría eterna,
Jesús, bondad infinita,
Jesús, camino y vida nuestra,
Jesús, gozo de los ángeles,
Jesús, rey de los patriarcas,
Jesús, maestro de los apóstoles,
Jesús, doctor de los evangelistas,
Jesús, fortaleza de los mártires,
Jesús, luz de los confesores,
Jesús, pureza de las vírgenes,
Jesús, corona de todos los santos,
Sednos propicio,
Perdónanos, Jesús
Sednos propicio,
Escúchanos, Jesús
De todo mal,
Líbranos, Jesús
De todo pecado,
De tu ira,
De las asechanzas del demonio,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Del desprecio de tus inspiraciones,
Por el misterio de tu santa encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu infancia,
Por tu vida divina,
Por tus trabajos,
Por tu Pasión y gloria,
Por tu cruz y desamparo,
Por tus sufrimientos,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu resurrección,
Por tu ascensión,
Por tu institución de la santísima Eucaristía,
Por tus gozos,
Por tu gloria,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Jesús, perdónanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Jesús, escúchanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Jesús, ten piedad de nosotros
Jesús óyenos.
Jesús óyenos.
Jesús escúchanos.
Jesús, escúchanos
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Oración a Nuestra Señora

de S. Luis Mª Grignion de Montfort

¡Salve, María , amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.
(Rezar el Santo Rosario)

Veni Creator Spiritus

Ven Espíritu creador; visita las almas
de tus fieles. Llena de la divina gracia
los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios
altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete
dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones
en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece
nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos
pronto tu paz, siendo Tú mismo
nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también
al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu
de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que
resucitó de entre los muertos, y al
Espíritu Consolador, por los siglos
infinitos. Amén.

Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como
lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahám y su
descendencia por siempre. Amén.

¡Te lo recomendamos!

Con este libro te enamorarás cada vez más de nuestra Santísima Madre.

Las Glorias de María

San Alfonso Mª de Ligorio

Del Tratado de la Verdadera Devoción de San Luis Mª Grignion de Montfort:

Nº 120

Toda vez que nuestra perfección consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de todas las devociones es sin duda alguna la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y pues que María es entre todas las criaturas la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones, la que consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras palabras, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo Bautismo.

Nº 121

Consiste, pues, esta devoción en entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es menester entregarle: 1.º, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus miembros; 2.º, nuestra alma con todas sus potencias; 3.º, nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura; 4.º, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que tenemos en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo, ni de un cabello, ni de la menor buena obra, y además por toda la eternidad, y sin pretender ni esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de nuestros servicios, que la honra de pertenecer a Jesucristo por María y en María, aun cuando esta amable Señora no fuere, como lo es siempre, la más liberal y reconocida de las criaturas.