Domingo 7 de marzo

Mi corazón es morada de Dios

III Domingo de Cuaresma

templo del Espíritu Santo
7 de marzo

Tal vez con frecuencia, en nuestro diario vivir, nos asaltan las siguientes preguntas: ¿Qué es lo correcto? ¿Qué camino sigo? ¿A quién he de escuchar? ¿Qué es lo mejor para mí y para mi familia?

Hoy el Señor nos ilumina, enseñándonos la senda segura de la felicidad y del amor, camino en el cual Él es nuestro guía y maestro. Él, el Hijo Unigénito de Dios, la Palabra del Padre, al tomar condición humana, ha querido enseñarnos con su propia vida, que sus mandamientos son perfectos, y que en ellos hallamos descanso para nuestra alma

Él es quien nos manifiesta cómo debemos vivir, ya que, como veíamos en días pasados, nuestra vida es un don, un regalo que nos ha sido dado. Somos templo del Espíritu Santo, porque la verdadera vida se nos ha manifestado en Cristo. De allí que contradigan totalmente la Voluntad de Dios, las corrientes del mundo -como el aborto y sus ideologías afines-, que afirman, de muchas maneras y medios, que no necesitamos a Dios para ser felices, que la felicidad radica en hacer lo que queramos, tener dinero para suplir nuestros deseos y dar rienda suelta a todo tipo de placeres, pues “nuestra tranquilidad depende de los bienes que poseamos”. Siguiendo estos derroteros, nos tornamos materialistas, interesados y egoístas, sin atender al bien de los demás y convertimos nuestro templo, el lugar que Dios se ha preparado para el encuentro personal con Él, en cueva de bandidos.

Es, pues, necesario, dejarle entrar a través de la oración, para que derribe y expulse cuanto impide nuestra unión con Él; así, por medio de los Sacramentos, permanece habitando en la morada de nuestro corazón. De ahí la importancia de visitar al Señor en su Casa, que es la Iglesia, y prepararnos para vivir intensamente la Eucaristía, donde recibimos la fuerza necesaria para perseverar en el camino correcto.

Que la Santísima Virgen María nos alcance la gracia de disponer el corazón para acoger a su amadísimo Hijo, Camino, Verdad y Vida, contemplándole y escuchando su Palabra con fe, viviendo alegres en su Voluntad, y encaminando a quienes nos rodean por esta misma senda.

Compromiso de hoy

Acudamos a la Santa Misa y, al finalizar, roguemos a la Santísima Virgen que nos inspire un pequeño propósito para este día. Ya sea trabajar determinada virtud, la relación con alguna persona particular, erradicar un vicio; a fin de que el templo de nuestro corazón sea cada vez más agradable a Dios.