10 de marzo

¡Quiero que vivas!

III Miércoles de Cuaresma

que vivas
10 de marzo

La verdadera sabiduría consiste en escuchar, guardar y poner en práctica los preceptos del Señor, sin quitar ni añadir nada de lo que pronuncian sus labios, pues sus Palabras son Verdad.

El hombre que reconoce la Bondad de Dios, puede acoger sus Palabras con un corazón dispuesto y vivir de Él, haciendo actos de fe día a día, ya que el justo vive de fe (cf. Rm 1,17; Ga 3,11; Hb 10,38). Por el contrario quien se cierra a reconocer las acciones de Dios, tendrá la percepción errónea de Él, como un Dios que prohíbe y no como un Dios que ama y quiere que sus hijos no perezcan.

Esto fue lo que sucedió en el principio; Eva dudó de Dios, de su Bondad, se quedó simplemente en el aviso y prohibición de no comer de ese árbol, pero olvidó que detrás de ese «No comas» había un «Sí» que traducía ¡quiero que vivas!

Es decir, el Señor le decía que no comiera, porque quería la vida de Eva; mas ella no escuchó y por eso cayó… Esto podemos ilustrarlo con la actitud de un papá que ve a su niño correr hacia un precipicio o que se va a estrellar contra una piedra ¿Qué hace? Lo llama, le grita que no, que se detenga; si el chiquillo escucha y obedece, se libra del peligro, de lo contrario, se precipita a la ruina… Ahora, si nosotros, que somos malos, hacemos esto, ¡cuánto más nuestro Padre del Cielo, que tanto nos ama, que ha enviado a su único Hijo para rescatarnos!

Reflexionemos acerca de esto hoy, precisamente día en que comienza la novena a san José, ejemplo de escucha y obediencia a Dios. Tú y yo, no echemos en el olvido las acciones de Dios, sus proezas en favor nuestro, y respondámosle con un corazón generoso que escucha, guarda y sirve, es decir, que tiene siempre oído de iniciado, atento a lo que su Señor quiere para agradarlo, ya que a través de la escucha lo conocemos, conociéndole le amamos, y amándole, le conocemos aún más. Pongámonos bajo la maternal intercesión de la Virgen María; que Ella, la sierva obediente que nunca apartó su mirada de Dios, nos enseñe a centrar el corazón en Él, para así llevar a muchos a la obediencia de la fe.

Compromiso de hoy

Recemos juntos en familia, aquella oración a san José que con tanta devoción recitaba santa Teresa:

Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, venid en mi auxilio en estos momentos de angustia y dificultad. Tomad bajo vuestra protección las situaciones tan serias y difíciles que os encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bien amado Padre, toda mi confianza está puesta en Vos. Que no se diga que Os he invocado en vano y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María, mostradme que vuestra bondad es tan grande como vuestro poder. Amén.