12 de marzo

El fruto del amor es el servicio

III Viernes de Cuaresma

El fruto del amor es el servicio
12 de Marzo

«El hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es amor. Por eso, la vocación al amor es lo que hace que el hombre sea la auténtica imagen de Dios: el hombre es semejante a Dios en la medida en que ama». (Papa Emérito Benedicto XVI)

El Amor se ha manifestado a nosotros, ha venido a nuestro encuentro para enseñarnos lo que significa realmente amar; Aquel que es el Amor: Nuestro Señor Jesucristo, nos ha amado hasta el extremo de entregar su vida. Nosotros pues, hemos de imitarlo, amando a todos como Él nos ama. Pero, surgirá una pregunta: ¿cómo sabemos si estamos en el buen camino, siguiendo sus pasos y no dirigiéndonos hacia otro lado? Por los frutos lo conoceréis… ¿y cuál es el fruto del amor? Nos dirá santa Teresa de Calcuta: El fruto del amor es el SERVICIO.

Por eso, el doble mandamiento de la caridad implica amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. Pues en la medida en que amamos a Dios, podremos amar al hermano, es decir, servirle. Pero, en la medida en que no amemos a Dios, nuestra relación con el prójimo comenzará a debilitarse, a dificultarse, hasta el punto incluso de perderse. Prueba de ello son las falsas relaciones que se entablan en el mundo, las cuales, al estar cimentadas en un concepto errado del amor -que excluye a Dios-, no son verdaderas, se construyen sobre las apariencias, los intereses, y con frecuencia duran poco tiempo.

Volvemos entonces a la clave: El fruto del amor es el servicio. Por ejemplo, el auténtico matrimonio es aquel en donde cada quien busca el bien del otro, es decir, en todo cuanto realizan, buscan complacer a Dios en el amado. De allí que expresara san Juan Pablo II: «Esa es la verdadera finalidad del matrimonio: entregar la propia vida a Dios a través del servicio, del amor libre al otro», y en otra ocasión: «El amor es mirar al otro no para servirse de él, sino para servirlo.»

Pidamos a nuestra Madre del Cielo que encienda nuestros corazones en el santo amor de Dios, para que amándolo a Él por sobre todas las cosas, amemos a nuestro prójimo como Él lo ama; y así nos dispongamos como Ella, a servirles en todo momento.

Compromiso de hoy

Vivamos las obras de misericordia que nuestro Señor enseñó en el Evangelio (cf. Mt 25,31-46) y que la Iglesia ha recogido; podemos escoger una para cada día, a fin de vivirlas en las próximas dos semanas:

Obras de misericordia corporales:

  1. Visitar a los enfermos.
  2. Dar de comer al hambriento.
  3. Dar de beber al sediento.
  4. Dar posada al peregrino.
  5. Vestir al desnudo.
  6. Visitar a los presos.
  7. Enterrar a los difuntos.


Obras de misericordia espirituales:

  1. Enseñar al que no sabe.
  2. Dar buen consejo al que lo necesita.
  3. Corregir al que se equivoca.
  4. Perdonar al que nos ofende.
  5. Consolar al triste.
  6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
  7. Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.