23 de marzo

La apasionante aventura de la Voluntad de Dios

V Martes de Cuaresma

aventura de la Voluntad
23 de marzo

Moisés levanta en alto la serpiente de bronce, obedeciendo al Señor, para sanar a cuantos eran picados por las serpientes abrasadoras, así también, el Hijo del hombre es elevado en un madero y crucificado para nuestra salvación. En este día, meditemos estas Palabras del Señor: «Vosotros sois de aquí abajo, Yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, Yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis por vuestros pecados».

¿Qué es lo que nos sigue atando a la tierra y no nos deja ascender? ¿Qué nos impide levantar la mirada hacia el Señor que nos quiere sanar? ¿Es que somos como los fariseos, que no comprendemos cuánto nos ama Dios y cómo anhela que lleguemos junto a Él?

El Señor nos indica y ofrece la clave para liberarnos de esa contrariedad: Su Voluntad; Aquella que vemos muchas veces tan lejana, que no nos atrevemos a realizar, que nos parece incluso opuesta a nuestra felicidad, o que pensamos, nos implicaría una pérdida, es precisamente el tesoro de nuestra felicidad. No se trata pues de llamar “Voluntad de Dios”, a todo lo que creemos nos favorece, sino de escuchar realmente lo que Jesús nos dice, permitiendo así que la obra comenzada por Él en nuestra vida llegue a feliz término.

Debemos adentrarnos en esta vida del Espíritu, y descubriremos un océano inmenso de riquezas y gracias que Él nos quiere regalar; no dejaremos de sorprendernos por los planes tan maravillosos que tiene para nosotros. Hagamos nuestras aquellas palabras del Señor en el Evangelio: «El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque Yo hago siempre lo que le agrada». Vivamos a ejemplo de María Santísima, la Virgen laudable, buscando en todo agradar a Dios; pidámosle a Ella que nos enseñe a permanecer con los ojos y el corazón levantados hacia el Señor, en quien se hallan los tesoros de la felicidad y la salvación.

Compromiso de hoy

Repitamos durante este día a modo de jaculatoria, las palabras de María que revelan total acogida de la Voluntad de Dios: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra».