Compromiso de hoy
En este jueves eucarístico, visitemos a nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. ¡Esta es la verdadera escuela de entrega y donación, pues Dios mismo se nos da como Alimento!
II Jueves de Cuaresma
De obrar bien nunca habremos de arrepentirnos; por el contrario, de obrar mal sí, sea en esta vida o en la otra. Cada acto trae consigo sus consecuencias, recogerás lo que has sembrado, como dice nuestro Señor: «No se cosechan higos de los espinos» (Mt 7,16).
Las lecturas de hoy nos hacen manifiestas dos verdades ignoradas -o al menos tomadas muchas veces a la ligera-: La retribución y los pecados de omisión. Hemos sido dotados de grandes bienes y capacidades, algunos visibles y otros en el ámbito espiritual, pero estos dones no son para nosotros mismos, son también para servir a los demás. Este es el camino del hombre que confía en Dios, que reconoce su Verdad y no se apropia de lo que ha recibido, sino que lo usa para ayudar al prójimo, procurando en todo conservar la amistad de Dios y granjearse una morada para la eternidad.
Por el contrario, es maldito quien confía en el hombre, pues dice en su interior: “Esto lo han hecho mis manos, aquello lo ha conquistado mi inteligencia, esto lo ha conseguido mi fuerza”, y, olvidando que es nada y vacío, se enaltece y ensalza, terminando humillado y derribado…
Hemos sido creados como don para nuestros hermanos, providencia de Dios para el mundo hambriento, necesitado, ciego, oscuro, sin sentido; ¿cómo respondemos a este desafío?
No se trata sólo del mal que hacemos, sino también del bien que dejamos de hacer, bien sea por egoísmo o cobardía (a esto se refiere el pecado de omisión). ¡Cuán poco comprendemos que la necesidad e incluso, la carencia del otro, es un regalo para nosotros, pues se nos da la ocasión de poderle socorrer, de ganar el Cielo para ambos: para él, porque endereza sus pasos hacia Dios, y para nosotros, porque ello constituye un pequeño depósito a favor nuestro en el Cielo, ya sea por medio de la oración, la corrección fraterna, el ayuno, la limosna, etc.
Que Santa María Virgen interceda por nosotros, y nos alcance la gracia de pasar haciendo el bien que Dios quiere donde sea que vayamos.
En este jueves eucarístico, visitemos a nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. ¡Esta es la verdadera escuela de entrega y donación, pues Dios mismo se nos da como Alimento!
Si nos encontramos impedidos por el confinamiento estricto, roguémosle a nuestra Madre que continúe avivando en nosotros el deseo de recibir los sacramentos, y que nos conceda la gracia de hacerlo pronto. Los invitamos también a que nos acompañen en las Horas Santas retransmitidas.
2024 Peregrinos de la Eucaristia.